La presbicia, más conocida como vista cansada, no es una patología sino una disminución progresiva de la capacidad de enfocar objetos cercanos provocada por la edad. Se estabiliza unos 12 años después de su aparición con una pérdida máxima de 3 dioptrías de adición respecto al estado visual refractivo de lejos. La consecuencia de esta disfunción es la deficiencia visual en tareas de visión próxima, como la lectura y la escritura. Afecta a todas las personas a partir de los 40/45 años, los signos más característicos son: tener que alejarse los objetos cercanos para poder enfocarlos bien, la necesidad de una mayor iluminación y la impresión de que se juntan las letras si se lee durante un largo periodo de tiempo.
En las revisiones que todos deberíamos pasar anualmente, es el óptico-optometrista el que en función de la intensidad del trabajo de cerca, de las horas y de las condiciones de cada persona, aconsejará cual es el momento más pertinente y nos informará del medio de compensación más adecuado: gafas sólo para visión próxima, ocupacionales con profundidad de campo, progresivas para todas las distancias, o incluso lentes de contacto multifocales.