La catarata es una de las patologías oculares más comunes. Consiste en la opacificación de una lente natural de nuestros ojos, llamada cristalino. El cristalino en condiciones normales es una lente brillante y transparente como el cristal, cuando en él se produce una opacidad dificulta el paso de la luz causando una distorsión que nos ocasiona una disminución de la agudeza visual.
La causa más frecuente es la edad, catarata senil; pero también pueden ser traumáticas o tempranas, ocasionadas por accidentes, fogonazos en soldadores y electricistas o personas tratadas con corticoides de forma crónica; también hereditarias, cataratas congénitas que pueden aparecer en recién nacidos. Existe mayor factor de riesgo en personas diabéticas, miopías altas y enfermedades oculares inflamatorias.
Existen tres tipos de cataratas: subcapsular, de la parte anterior o posterior del cristalino; nuclear, en el centro; y cortical, en las zonas periféricas.
Los primeros síntomas son una paulatina pérdida de visión, parecida a como sí viéramos a través de una nube, deslumbramientos con la luz solar y reflejos especialmente de noche. Los colores se perciben con menos intensidad y la visión empeora en ambientes de penumbra.
En el proceso evolutivo de las cataratas se producen cambios en la refracción del paciente, que conllevan a tener que modificar la graduación de las gafas. En muchas ocasiones se aprecia un empeoramiento de la visión lejana y por el contrario una mejora de la visión próxima, es debido a una miopización provocada por la opacificación del cristalino.
Diagnosticamos la catarata observando la transparencia de los medios refractivos del ojo con un oftalmoscopio o una lámpara de hendidura, valoramos su grado en relación a la agudeza visual y los cambios refractivos que ha inducido. Cuando la visión está suficientemente deteriorada como para presentar una deficiencia en la calidad de vida, se aconseja la cirugía.
La técnica utilizada en la actualidad para la cirugía de las cataratas se denomina facoemulsificación. Técnica muy segura que consiste en romper la cápsula anterior del cristalino y mediante un aparato de ultrasonidos, romper el núcleo del cristalino para proceder a su extracción mediante aspiración, a continuación se introduce una lente intraocular flexible de un poder dióptrico similar al de nuestro cristalino que nos permita enfocar los objetos en visión lejana, ósea sustituye al cristalino. Al ser esta lente plegable, la incisión que se debe practicar en el ojo no es superior a 3 mm. Por lo que en muchas ocasiones no es necesario suturar con puntos. Este tipo de cirugía es muy rápida, se realiza con anestesia tópica y no requiere hospitalización. Tras la intervención se debe seguir un tratamiento farmacológico tópico para favorecer la cicatrización y evitar inflamación e infecciones.
En definitiva si nos diagnostican unas cataratas no debemos preocuparnos en exceso ya que es una de las patologías con mejor pronóstico de recuperación visual.
Carlos Fàbregas Cuevas
ÒPTICA FÀBREGAS