La presbicia, más conocida como vista cansada, no es una patología sino una disminución progresiva de la capacidad de enfocar los objetos cercanos, provocada por la edad. Se estabiliza unos 12 años después de su aparición con una perdida máxima de 3 dioptrías de adición respecto al estado visual refractivo de lejos. La consecuencia de esta disfunción es la deficiencia visual en tareas de visión próxima, como la lectura y la escritura. Afecta a todas las personas a partir de los 40/45 años, los signos más característicos son: tener que alejarse los objetos cercanos para poder enfocarlos bien, la necesidad de una mayor iluminación y la impresión de que se juntan las letras si se lee durante un largo periodo de tiempo.
Al ser una condición fisiológica y no patológica, muchas personas deciden auto graduarse.
Se compran unas gafas lupa de lectura en supermercados, top-manta, almacenes, farmacias y otros lugares variopintos, sin ningún control óptico. Incluso entre familias y amigos se llegan a compartir gafas. Desde el punto de vista de la salud ocular, eso significa un “caos visual”.
Cuando una persona tiene dificultades en visión próxima, no puede ponerse una gafa lupa sin más, debe acudir al óptico optometrista o al oftalmólogo, que antes de prescribir la compensación óptica adecuada para visión próxima, debe asegurarse que está ante un ojo sano; descartar cualquier patología, efectuar la refracción de lejos, analizar la visión binocular, valorar la estereopsis, la fusión, la distancia naso-pupilar y concretar las necesidades visuales en relación a la distancia de trabajo, lectura o estudio. Solo así podremos determinar que compensación visual será la más correcta para cada caso.
Si aún teniendo unas gafas de cerca notamos fatiga o incomodidad ocular, pesadez en los ojos, lagrimeo, dolores de cabeza, enrojecimiento o escozor ocular, visión doble esporádica o borrosidad, es posible que estos síntomas estén ocasionados por una compensación deficiente en visión próxima y nuestro sistema visual este realizando un esfuerzo excesivo para el que no esta capacitado.
Debemos tener en cuenta que tan perjudicial es poner unas gafas precipitadamente como agotar la longitud del brazo intentado enfocar. En las revisiones que todos deberíamos pasar anualmente, es el óptico-optometrista el que en función de la intensidad del trabajo de cerca, de las horas y de las condiciones de cada persona, aconsejará cual es el momento más pertinente y nos informará del medio de compensación más adecuado: gafas con cristales unifocales solo para visión próxima, progresivas, con profundidad de campo o incluso lentes de contacto multifocales.
Tenemos que ser conscientes de la tremenda importancia que tiene una buena visión de cerca para conseguir un rendimiento visual óptimo que nos facilite las tareas profesionales y personales.
La mayor parte de las quejas de los que han decidido auto graduarse se refieren a que “ aún viendo bien no me encuentro cómodo con estas gafas”, esto se debe a que los centros ópticos de los cristales no coinciden con los centros pupilares, ocasionando efectos prismáticos que obligan a hacer un esfuerzo de convergencia o divergencia, si es continuado puede llegar a producir problemas de binocularidad serios.
La falta de seriedad de la que el usuario présbita hace gala al comprar unas gafas premontadas fuera de los controles profesionales, la falta de rigor por parte de la administración por no prohibir la venta de estos productos fuera de los establecimientos ópticos-sanitarios, colaboran a que una gran parte de la población tenga un riesgo visual potencial.
Carlos Fábregas
ÓPTICA FÁBREGAS